sábado, julio 27, 2019

Autodesafío: Definición de Vida.

Ideas preliminares:

Respecto del marco o ámbito de una definición, sobre todo si el objeto de análisis es muy complejo, como es este caso, ésta puede ser coloquial o más formal, y además puede ser más simplista o más elaborada. Si optamos por una formal y elaborada, podemos además distinguir cuánto de estricta queremos que sea. Podemos elaborarla muy estricta en el sentido de distinguir bien qué parte de nuestra definición responde a lo generalmente aceptado como razonablemente seguro, y cual parte queda en lo más o menos especulativo o teórico.

Incluso más, podemos llegar a ser tan estrictos que pretendamos separar aquello que incorpora sin restricciones el componente humano de apreciación de un fenómeno, de todo lo otro, o sea, aquello a lo que le suponemos existencia sin que haya necesariamente algún humano involucrado en su apreciación.

Un ejemplo potente de esto último podría ser la existencia del universo, incluídas las galaxias, con sus estrellas y planetas, respecto de lo cual resulta muy difícil, (porque nunca digas nunca), pensar que su existencia pudiera depender a su vez de la existencia de un humano capaz de percibirlas, pensarlas, y analizarlas. (Tema repetidamente invocado por importantes filósofos).

El párrafo precedente pretende situarnos en una posición de humildad, que me parece totalmente necesaria, si queremos tratar temas tan trascendentes como el de la vida, sus posibles orígenes, sus características, sus potencialidades, y sus intenciones (si las hubiera), el cual es un punto de especial importancia. Un signo de falta de humildad, del cual es difícil abstraerse, consiste en pretender lograr una definición total y última, así como  también pretender establecer límites rígidos en cuanto a cualquier característica propuesta.

Me gustan las definiciones flexibles, sujetas a cambio (a evolución, qué palabra más sugerente), y que traten en la medida del máximo posible, de focalizarse de un modo que resulten independientes de contaminación con las emociones o cualquier otro modo de participación directa del ente que se está ocupando de elaborar la definición.

Expondré un primer intento de caracterización de vida, (en este camino hacia una definición), partiendo del hecho de que todos intuímos en forma más o menos homogénea lo que entendemos por vida, en cuanto a ciertas características básicas imprescindibles, así que lancémonos al agua con un primer y larvario intento de definición:

Vida es aquello que caracteriza a entes materiales muy complejos en cuanto a su estructura y funcionalidad, que incluye la capacidad de conducir y controlar procesos energéticos que les permiten modificar su conformación estructural, que tienen capacidad autoreplicante, mayor o menor capacidad de adaptación dinámica al medio en que existen, y cuya presencia produce efectos de distinto orden y magnitud en ese medio, donde permanecen más o menos estáticos o son capaces de desplazarse de un lugar a otro. Tienen además como característica muy relevante una altísima capacidad y necesidad de interacción, al punto de la interdependencia, directa e indirecta, de unos con otros y con el medio, cualquiera sea su nivel de elaboración o complejidad.

De estos entes materiales hasta el momento sólo conocemos los que nos acompañan en nuestro planeta Tierra, pero es muy posible que existan también otros en otros lugares, aunque esto no lo hemos comprobado hasta el momento.

Dado que cumplimos con las características antes detalladas, los humanos nos consideramos parte de estos entes que tienen vida, y nos asumimos todos como seres vivos.

Existen  en la Tierra distintos tipos de estos entes que llamamos vivos, con distintos niveles de complejidad, siendo una característica destacable el hecho de que a mayor complejidad y capacidad de adaptación dinámica, estos seres son capaces de interactuar con el medio con progresivos niveles de eficiencia y eficacia, y desarrollan sistemas muy elaborados que incluyen  protocolos también progresivos de interacción adaptativa con el medio, y con los otros seres vivos, de proyecciones ilimitadas.

Hablamos de proyecciones porque presuponemos que la vida es un fenómeno progresivo que comienza con la aparición de seres que inicialmente tienen características muy simples y básicas, y que con el paso del tiempo en innumerables eventos de replicación, van adquiriendo más elaboración y complejidad, en un proceso que llamamos evolución.

Tampoco sabemos con exactitud cómo ocurre este proceso evolutivo, aunque tenemos teorías al respecto, unas más aceptadas que otras, siendo estas interrogantes campo abierto de progreso en cuanto a su conocimiento.


No sabemos el origen de la vida en la Tierra, aunque sí sabemos que los seres vivos que conocemos están estructuralmente constituídos por determinados elementos, los cuales son algunos, y sólo algunos, de todos los elementos que existen en el universo.

Sabemos que las formas de vida que conocemos requieren de la presencia de una (y/o más) gran fuente energética (nuestro sol), de agua (que consiste en moléculas constituídas por 2 de los elementos antes mencionados), y condiciones límites de temperatura, y protección de una excesiva exposición a determinadas frecuencias e intensidades de ondas electromagnéticas, entre otras posibles manifestaciones de la materia y la energía.


Muchos creemos que la aparición de vida, aún desconociendo su origen, es inevitable cuando las condiciones antes descritas se cumplen, pero siempre aparece la duda de si ello es sólo casualidad, o si hay algún grado de causalidad, menor o mayor.

(Esta última disquisición es de gran trascendencia, y por algún motivo genera gran inquietud entre muchos de quienes se preocupan de estos temas, llegando a su expresión más dramática cuando se oponen los conceptos de quienes se consideran evolucionistas versus los creacionistas, junto con interpretaciones intermedias que integran parcialidades de estas 2 posiciones).

No siendo posible abstraernos totalmente de la necesidad de avanzar en una definición de vida que incorpore en alguna medida la perspectiva humana de su análisis, quiero completar estas ideas preliminares con la siguiente reflexión:

Quienes sabemos que podemos preocuparnos de analizar el fenómeno de la vida somos los humanos.

No hay evidencia de que otros seres vivos o no vivos puedan desarrollar esta preocupación en estos términos humanos o en otros, por lo que sin poder negar de plano su existencia, asumimos que somos los humanos los únicos (hasta el momento) capaces de avanzar en esta comprensión.

Por qué lo hacemos, y qué característica (por ahora única entre los seres vivos que conocemos) nos permite hacerlo?

Los humanos hemos desarrollado el cerebro más elaborado de entre los seres vivos más complejos que conocemos, que son los mamíferos. Compartimos con ellos una enormidad de características, entre ellas gran parte del ADN, siendo los chimpancés quienes más se nos acercan, con cerca de un 99% igual en la secuencia de bases nitrogenadas.

Pese a ello, nuestro cerebro tiene una enormidad de mayor capacidad, complejidad y elaboración, que ese 1% de diferencia de la secuencia genética con los chimpancés, y con cualquier otro animal, por lo que es evidente que en este tema aún es mucho lo que no sabemos, incluída la necesidad de considerar que la secuencia de bases nitrogenadas pudiera no ser el único factor de potencialidad de    desarrollo, y especialmente de inteligencia, que a su vez es la expresión más elevada de nuestra capacidad mental (mucho mayor que la de otros animales), y de nuestra conciencia y autoconciencia.

Pero entre lo que sí sabemos, está el hecho de que nuestro cerebro nos permite realizar una representación enormemente elaborada del mundo en que existimos, al punto que nos permite no sólo plantearnos las interrogantes antes descritas, como es la definición de la vida, sino que además nos permite modificar radicalmente nuestro habitat, (para bien y para mal), y además querer ser capaces de viajar fuera de nuestro planeta, hacia otros mundos, ojalá más novedosos, por lejanos que puedan estar situados, y donde podrían, ojalá, existir otras formas de vida, parecidas o no a nosotros.






Este conjunto de ideas acá expuestas ha surgido de una interacción en Twitter, a propósito de una definición de vida allí aludida que me pareció insuficiente (y que califiqué de pobre).
Constituye sólo una primera aproximación de mi parte a este tema, y se complementa con mi particular visión del mundo, la cual está disponible, entre otros sitios, en www.conductahumana.cl  , y en animalopersona.blogspot.com/2014 , en 15 capítulos.

Espero poder seguir desarrollando este fascinante tema en futuros artículos.

Jorge Lizama León,
Santiago, julio, 2019.

lunes, febrero 25, 2019

Dioses y Demonios.


Hemos dicho que el cerebro humano funciona como una máquina de realidad virtual, y que es un representador del mundo y un constructor de conceptos y realidades.  (www.conductahumana.cl capítulo 15, también en animalopersona.blogspot.com/2014 capítulo 15)

Muchas de las herramientas conceptuales que utilizamos para comunicarnos son en realidad constructos humanos, esto es, que no tienen existencia por sí mismos, y que nunca "existirían", ni siquiera en el mundo inmaterial, si alguien no los hubiera "inventado" o "creado".

De acuerdo a nuestra teoría de la conducta humana, cada persona tiene su propia visión del mundo, y esta visión parte por (o sea se basa en) el filtro afectivo y valórico que nos impone nuestro cerebro primario, sobre el cual tenemos poca capacidad de intervención.

Al mismo tiempo, tenemos poca conciencia de que el curso de nuestros pensamientos está en todo momento influenciado y modulado por este cerebro primario, al punto que funcionamos con la ilusión de que lo que pensamos y decidimos es en todo momento fruto de nuestro libre albedrío.

Hasta la época del renacimiento no hubo capacidad práctica (y si trató de asomar fue subyugada, anulada y/o eliminada) de reconocer la participación humana en la creación de estos constructos, al punto que aún hoy, para muchas personas no es importante (o conveniente) que se entienda que muchos de los elementos de la "realidad" son producto de nuestro cerebro humano y no tienen existencia previa a él.

Estos constructos se han concebido en las más diversas formas de interpretación del mundo, algunos con enorme éxito y presencia transversal en la gran mayoría de las sociedades, otros algo menos masivamente adoptados, y una gran enormidad que se disfrazan de no ser en absoluto constructos, y para mucha gente tienen la cualidad de ser "realmente" reales, o sea, tendrían la capacidad de existir por sí mismos, aún cuando no haya ningún humano que los piense y se refiera a ellos.

Estos constructos que no parecen constructos, son motivo de incesantes, apasionadas y eternas discusiones en las cuales no se arriba nunca o casi nunca a acuerdos o mínimos consensos, precisamente porque cada quien que plantea una posición está defendiendo SU propia idea de ese constructo, diferente de la de su interlocutor. O sea, no se pueden poner de acuerdo, entre otros motivos, porque si bien usan la misma palabra, en realidad no están hablando de lo mismo.

En la tradición cultural de la antiguedad aparecieron los dioses y demonios, como una forma de explicación para lo inexplicable (tormentas con rayos y truenos, inundaciones y sequías, guerras y pestes, etc), y la gran mayoría de la gente creía que todos estos dioses y/o demonios, tenían existencia material.
Incluso, en la mitología griega, se les asignaba una ubicación concreta, el monte Olimpo, desde donde regían los destinos del hombre (y la mujer), y desde donde podían trasladarse al territorio humano para tener con hombres y mujeres un contacto más cercano, debidamente transmutados en figuras de animales u otros elementos, para que no se descubriera su condición divina.

La cultura moderna en que nos ha tocado vivir ha ido limitando la cantidad de dioses y demonios, y en la práctica los ha reducido a dos o incluso a uno, que como moneda de dos caras tiene un lado bueno que nos favorece y otro que nos castiga.

Los humanos de hoy nos dividimos respecto de este tema, yo diría, en tres grupos fundamentales, sujetos a variaciones interpretativas, y estos son:

1. quienes no creen en absoluto que los dioses y/o demonios existan,
2. quienes creen que tienen existencia por sí mismos, (dentro de quienes se cuentan quienes piensan que Dios no sólo existe, sino que es el creador del universo, la tierra, la naturaleza, las plantas, los animales  y los seres humanos),
3. el de los que tenemos dudas.

La gracia de los constructos humanos es que se caracterizan por tener grados variables de impermeabilidad al escrutinio "científico". Esto es, que no es fácil de demostrar ni su existencia ni su inexistencia, habiendo algunos constructos tan bien "creados", que la mayoría de los humanos dan por seguro que existen por sí mismos.

Citaré como ejemplos a varios, con la esperanza de que quienes lean este texto y se interesen en estos temas (que somos la inmensa minoría), puedan plantearse su análisis y discusión, aunque sólo sea al interior de su propia mente.

1. El bien y el mal. (Estas son entidades que para muchas personas existen por sí mismas, o sea, son anteriores al hombre).
2. Las personas buenas y las personas malas. (personas fundamentalmente influenciadas por el bien o por el mal).
3. Las leyes de la física.
4. Los genes.
5. La inteligencia.
6. La realidad.
7. El yo. (the self).

Estos ejemplos tienen distinto grado de impermeabilidad al escrutinio, y me parece que incluso esta característica varía en función de quien los analice, y de qué herramientas conceptuales y experiencia disponga, para llegar a conclusiones que pueden ser bastante diferentes de una persona a otra.

Como no pretendo tener respuestas definitivas para estos temas que me apasionan, los dejo aquí planteados, con la esperanza y el deseo de volver sobre ellos (y muchos otros), para su análisis y discusión al alero del avance de la investigación científica en las diversas y hermosas áreas que integran la neurociencia.

Jorge Lizama León.



Santiago, Febrero, 2019

 

domingo, diciembre 17, 2017

Un comentario sobre el libro "The Brain Defense", de Kevin Davis.



En este libro el periodista Kevin Davis realiza una investigación muy acuciosa que cuestiona varios de los presupuestos tradicionales sobre el libre albedrío y las responsabilidades legales que han imperado en los criterios que se usan en las cortes de justicia para determinar la culpabilidad y especialmente el justo castigo o pena (o eventualmente terapia o rehabilitación), que los acusados en que se encuentra daño orgánico cerebral, realmente merecen.

Todo ello en vista de un nuevo factor que asoma cada vez con más frecuencia en los juicios: el uso de datos neurocientíficos.

El comportamiento humano es el tema al cual he dedicado mi especial interés durante los últimos años, y por tanto rápidamente pude constatar la importancia de estar al tanto de los contenidos de este libro.

Con el avance de la tecnología disponible para estudiar el cerebro viviente, como son las imágenes funcionales de resonancia magnética (fMRI) y el barrido de positrones (PET scan), entre otros, nos encontramos al principio de una era en que se logrará, algún día, observar con todo detalle lo que está ocurriendo en un cerebro determinado, y si éste está sano (o "normal"), o patológico ("enfermo o anormal"), y si ésta distinción alcanza a constituir excusa legal total o parcial respecto de una determinada conducta.

Aún estamos bastante lejos de tener una capacidad de análisis cerebral funcional con gran detalle y precisión, y esto se ha demostrado así en las cortes de justicia, tal como Davis nos relata en su libro, donde numerosos expertos han destacado las limitaciones de la información disponible, por lo que no es posible aún explicar en base a ella el comportamiento específico de un acusado individual. Por el contrario, se ha llegado a instancias de abuso de esta tecnolología, pretendiendo usar argumentos neurocientíficos en el máximo número posible de casos, más allá de lo atingente que ello parezca.

No obstante lo anterior, la importancia del estudio cerebral no puede ser ignorada, pues se irá recurriendo a él cada vez más, y no sólo restringido al ambiente judicial.

Hasta ahora, el declarar a un acusado inimputable por razones de una alteración mental severa ha estado tradicionalmente restringido al ámbito siquiátrico, y sólo durante los últimos años se ha recurrido a la herramienta de presentar estudios orgánicos cerebrales para tratar de explicar una conducta criminal. Tal como ya he señalado, hasta ahora su incidencia en modificar resultados judiciales ha sido modesta, pero éste es sólo el principio.

En este libro, Kevin Davis realiza un análisis detallado del caso de Herbert Weinstein, un hombre ya mayor que en un arranque de furia durante una discusión, da muerte a su esposa. Ello sin haber tenido nunca antes una conducta violenta o agresiva con su familia, sino todo lo contrario. En estudios realizados a este imputado durante su juicio, se le descubre la existencia de un quiste enorme en el lóbulo frontal de su cerebro, lo cual podría haber tenido alguna participación en su capacidad de autocontrol, explicando hasta cierto punto su violenta reacción.

Aparte de este caso, el autor nos muestra todo un conjunto de evidencia creciente que está apareciendo referida a la Encefalopatía Traumática Crónica, una condición que afecta a quienes han sufrido repetidos golpes en el encéfalo, como es el caso de boxeadores y jugadores de fútbol americano. Esta condición ha sido analizada en vivo, y especialmente en estudios post mortem, pudiendo establecerse la existencia de un severo daño cerebral. Jugadores famosos que han incurrido en conductas violentas que los han hecho comparecer ante los tribunales, han mostrado importante daño cerebral que podría ser causal de un cambio drástico de su conducta.

Este libro de Kevin Davis es una contribución fundamental que nos permitirá tener presente este trascendente tema: la importancia de una disfunción cerebral orgánica como causa, o al menos como participante en provocar conductas violentas, y pone un signo de interrogación sobre el libre albedrío absoluto y la responsabilidad que puedan tener los imputados.

Mi interés en llegar a conocer a cabalidad los verdaderos determinantes de la conducta humana, respecto de lo cual he escrito ya varios capítulos y artículos, en español e inglés, y que pueden ser seguidos desde este blog, va por cierto más allá de lo que concierne al ámbito estrictamente judicial, pero sin duda el aporte de este autor con "The Brain Defense" es de suma relevancia, por todas sus implicancias, tanto presentes como futuras.

Felicitaciones a Kevin Davis por su trabajo!


Jorge Lizama León

Santiago, diciembre 2017







domingo, julio 09, 2017

Algunas Reflexiones Sobre la Conciencia. (Trabajo en progreso).

Iniciaré estas reflexiones con la palabra pienso, para afirmar que estas ideas constituyen elucubraciones teóricas mías, que no están probadas científicamente en absoluto, y que podrían estar erradas, aunque me tinca que no. También deseo afirmar que lo que pienso hoy no necesariamente lo pensaré mañana, al menos no exactamente igual.

Pienso que la conciencia es una capacidad de la mente humana, y que la mente humana consiste en una serie de procesos energéticos de naturaleza electroquímica, organizados con lo que parece ser un propósito definido, cual es la representación del mundo, con miras a que el individuo pueda interactuar con él de la forma más ventajosa posible. (La mente de otros animales funciona en base al mismo esquema, pero es mucho más simple y por tanto más limitada, a un grado que depende de qué tipo de especie consideremos. Ello nos obliga a  asumir que no podemos en este punto saber qué grado de conciencia podrían tener).

Esta capacidad de la mente humana consiste en un sistema cognitivo muy complejo y elaborado, organizado jerárquicamente.

Este sistema le permite al ser humano darse cuenta de que es capaz de pensar, al mismo tiempo que le permite pensar y darse cuenta de ambos procesos anteriores simultáneamente, con una recursividad que pareciera no tener límites.

Para que esta conciencia exista, requiere una base, real o de propia creación, de inserción témporo espacial del individuo. Los conceptos de pasado, presente y futuro, y de ocupar un lugar en el espacio, reconociendo la presencia del entorno, como distinto de uno, son imprescindibles para que se complete la idea de la propia existencia del individuo que tiene conciencia. (Aunque también nos es posible imaginar la posibilidad de que una conciencia podría ser inmaterial, lo cual es probablemente un auto engaño, tema al que me he referido en el capìtulo 14 de mi teoría sobre la conducta humana "La Naturaleza Etérea de la Mente".  www.conductahumana.cl ).

Todo ello lo hace asumir que él existe como individuo en la misma dimensión de existencia donde transcurre su pensamiento, al igual que el resto de los seres humanos, aunque puede que esto no sea estrictamente así . Muchas personas conciben hoy, por tanto, la posibilidad de que esta dimensión podría no ser la  única existente.

La conciencia propia le permite al ser humano creer "más allá de toda duda", que el resto de los humanos no sólo existen, sino que además tienen una similar capacidad de conciencia, aún cuando le sea imposible experimentar directa y personalmente, ninguna conciencia ajena.

También supone, con un razonable grado de seguridad, que sus pensamientos son privados, y no están al alcance de otras personas, al menos en condiciones "normales"...

El problema de los sueños.

Existe una situación muy particular en la vida del humano que plantea la posibilidad de un interesantísimo análisis respecto de los fenómenos de la conciencia. Se trata de los que ocurre cuando soñamos. Especialmente cuando experimentamos sueños muy vívidos, que recordamos con gran detalle al despertar, podemos reconocer algunas características muy particulares en nuestros sueños. Pareciera que se produce una situación en que nuestra mente se divide, literalmente. Somos protagonistas de una acción que se va revelendo ante nuestra conciencia (ante el yo inmaterial, el yo que conoce), acción en la cual habitualmente no podemos o nos cuesta intervenir. Somos más bien espectadores puros de algo que está sucediendo. El curso de esos acontecimientos nos es ajeno e incontrolable.  La acción va desenvolviéndose como una película ante un espectador, con giros sorpresivos de los cuales no tenemos ningún conocimiento previo, e incluso desenlaces totalmente inesperados.  Lo notable de todo esto es que somos espectadores de una historia que ocurre ante "nuestros ojos", cuyo curso futuro no podemos anticipar pero que está siendo creada también por nuestro propio cerebro-mente, pero separada de nuestra "conciencia en el sueño", de forma total, absolutamente independiente.

Este hecho está en total concordancia con el requerimiento de que para que exista conciencia y autoconciencia es imprescindible la existencia de "un observador" y de "lo observado".*

Con el avance en la investigación neurocientífica, sin duda en el futuro podrá irse conociendo las bases neuro funcionales que puedan explicar este tipo de fenómenos. No hemos llegado ahí aún, pero podemos especular que la existencia de una conciencia y autoconciencia "normales" en el humano despierto, requiere una integración de enorme complejidad en que intervienen redes neurales asociadas de modo jerárquico, todas adecuadamente integradas. Esos procesos, que ocurren simultáneamente, requieren la participación de una enorme cantidad de actividad neuro funcional inconciente, como base para que se produzca el milagro de la conciencia.

Cuando esta adecuada integración se pierde, como por ejemplo cuando soñamos, o estamos bajo el efecto potente del alcohol o de algunas drogas como el LSD, o en situaciones patológicas de origen orgánico, empezamos a descubrir una serie de fenómenos, causados por las distintas modalidades en que esa esa desintegración se puede producir.

*Quien quiera interiorizarse de mi interpretación inicial sobre Conciencia y Autoconciencia, puede leer el capítulo 7 de mi Teoría sobre Conducta Humana, en www.conductahumana.cl

Para una lectura de gran profundidad y detalle sobre el tema, los remito al excelente trabajo de Antonio Damasio "Self Comes to Mind" , que aunque tiene ya algunos años, está absolutamente vigente.


Continuará...

Jorge Lizama León.
Santiago, Julio 2017






domingo, mayo 28, 2017

Polémica por fallo judicial sobre uso de embriones crioconservados. Un problema ético mayor.

22/09/2011 - 21:03

    Clarin.com
    Entremujeres
    Hogar y Familia
    Embarazo
    Fertilización asistida.

Fallo polémico: una mujer podrá ser madre con embriones de su ex.

La justicia autorizó a una mujer a usar embriones congelados para volver a ser madre, a pesar de la negación de su ex marido y de la oposición del instituto que los conserva, ya que éste necesita la autorización de ambos padres. Actualmente, nuestro país no cuenta con una legislación específica sobre la reproducción asistida.

¿Se puede ser padre años después de haber "engendrado" un hijo y sin desearlo ni decidirlo? ¿Puede una mujer decidir ser mamá de un hijo de su ex marido cinco años después de terminada la relación y con un juicio de divorcio en trámite? Cuando una pareja se ha sometido a un tratamiento de fertilización y ha congelado embriones, ¿puede la mujer, aún después de una separación, decidir que le implanten un embrión y avanzar en el embarazo sin el consentimiento del padre biológico? Según la Justicia, sí.

Una mujer y su ex marido hicieron reflexionar sobre este y otros temas a las doctoras Marta del Rosario Mattera y Beatriz Alicia Verón, juezas de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil (CNCIV), sala J. Según informó el sitio jurídico elDial.com y chequeó Entremujeres, dicho Tribunal autorizó a una mujer a usar embriones congelados para volver a ser madre, a pesar de la negación de su ex pareja y de la oposición del instituto que los conserva, ya que éste necesita la autorización de ambos.


La decisión compartida (de ser padres)

Sergio y María (*) se casaron el 14 de noviembre de 2003 en una ciudad bonaerense. Dos años después de buscar un hijo y no lograrlo, fueron al Instituto de Ginecología y Fertilidad (IFER) donde, luego de varios estudios, intentaron un tratamiento de inseminación artificial, que no dio resultado.

Después de eso, realizaron un proceso de fertilización “in vitro”, que se basa en la fecundación extracorpórea de óvulos para su posterior implante en el vientre materno. El tercer intento resultó exitoso y su hijo nació el 17 de agosto de 2006.

Como es habitual en este tipo de tratamientos, fueron fecundados varios óvulos. Se lograron varios embriones, le transfirieron otros, y se congelaron otros cinco, que quedaron bajo custodia del IFER.

Al poco tiempo –en octubre de ese año-, la pareja se separó por “dificultades que tornan moralmente imposible la convivencia”, según lo declarado por el hombre. Actualmente, se encuentran realizando los trámites de divorcio.


La decisión unilateral (de ser madre)

Años después, María decidió iniciar otro tratamiento con los embriones que quedaban. Pero Sergio no quería tener más hijos. Mientras tanto, el IFER se negaba a transferirlos porque, según el contrato firmado, ambos tienen que estar de acuerdo para realizar el procedimiento. El doctor Edgardo Young, director del Instituto de Ginecología y Fertilidad, explicó a Entremujeres que “para descongelar los embriones y colocárselos a la madre ambos tienen que estar de acuerdo, ya que es una decisión de dos”.

Sin embargo, ella decidió acudir a la vía judicial. El fallo publicado por elDial.com revela que Sergio explicó que, aunque hayan conservado más embriones, esto no correspondía a una “voluntad de los padres de tener igual cantidad de hijos, sino la futura utilización para supuestos en que el implante no resulte favorable para un nacimiento, motivo por el cual se los mantiene crioconservados”.

El hombre propuso como solución alternativa que se diera en adopción a los embriones, algo que se le volvió “en contra”: el Tribunal señaló esta actitud como un “reconocimiento de sujeto de derecho de los hijos congelados ‘in vitro’, pues no hay adopción que no sea de personas”.

Luego de tres años, María logró que el Tribunal le conceda la autorización para realizar el tratamiento. El fallo fue dictaminado el 13 de septiembre y publicado el 22 de ese mes. “Esta señora luchó muchísimo para poder transferirse los embriones y consiguió una autorización judicial para hacerlo. Ahora nosotros estamos autorizados por la justicia”, indicó Young, desde el IFER.

Eduardo Quintana, especialista en Derecho de Familia de elDial.com e integrante de la Cátedra de Ley Natural y Persona Humana de la Universidad Católica Argentina (UCA), explicó a Entremujeres que el Tribunal valoró que los progenitores acordaran previamente que, “de darse un debate, la solución debía asumirla ‘la autoridad competente’, o sea, el Poder Judicial. La madre inició el trámite por vía cautelar y expeditiva, pero la Justicia decidió darle todo el derecho de defensa al padre y prohibió al centro de fertilización el implante hasta que recayera sentencia definitiva”.

Los argumentos del fallo refieren, además, que la paternidad biológica es aceptada desde el momento en que Sergio accedió a hacerse el tratamiento de fertilización asistida, “conociendo las implicancias y posibles consecuencias asumidas” y que su “voluntad procreacional explícita queda pues manifiesta en ocasión de suministrar su material genético conociendo que lo hacía con la finalidad específica de que fuera utilizado en el proceso de inseminación”.

Para Quintana, “el Tribunal superó el ‘interés’ de los progenitores y focalizó la decisión en los sujetos ‘primarios’ del proceso, o sea, los embriones, ya que lo que se está debatiendo es, también, su vida o muerte y no sólo la mejor conveniencia de los padres”.

Finalmente, María tiene vía libre par usar los embriones congelados. El Instituto, a pesar de su negativa inicial, está obligado a implantarlos. Y este hombre, que no tenía planes de tener hijos -y menos con su ex esposa-, será papá otra vez.


La polémica (de lo no legislado)

En Argentina no existe una legislación específica sobre la fecundación “in vitro” ni sobre el estado jurídico del embrión, su conservación o el destino de los mismos. Esto llevó al Tribunal a indicar en el fallo que, justamente, “la ausencia de legislación concreta y específica no puede constituir un obstáculo para alcanzar soluciones” y que, “a pesar de no ser tarea sencilla y de las aristas que la reproducción humana asistida presenta, el derecho no puede ignorar la realidad”.

El doctor Young, por su parte, comentó que desde el instituto han “bregado por una ley de fertilización asistida para que puedan darle una solución a múltiples embriones que no tienen destino. Ojalá el parlamento o la justicia nos den soluciones”. Tal como informó Clarín hace unos meses, en distintos laboratorios argentinos hay alrededor de 15 mil embriones congelados con destino incierto. Algunos serán transferidos al útero de las mujeres que se sometieron al tratamiento y otros no, con diferentes motivos.

Debido a la inexistencia de un marco jurídico, desde el IFER se rigen por el Código de Ética de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, que indica que los embriones no se pueden desechar. “Consideramos al embrión vida humana”, aduce el doctor. En este sentido, existe un fallo de la Cámara Civil de la Capital Federal de 1999 que prohíbe que los embriones se destruyan o se usen para experimentos ya que, justamente, el embrión tiene status de persona.

En tanto, Quintana –quien aclaró estar en contra del congelamiento de embriones- comentó que “son de público conocimiento los debates sobre la entidad jurídica de los embriones, pero nadie hasta ahora ha negado ni que sean seres, ni que sean humanos y, por tanto, en cumplimiento del artículo 6 de la Declaración Universal de los Derecho Humanos de las Naciones Unidas -incorporada a nuestra Carta Magna en 1994- y demás argumentos jurisprudenciales, legales y doctrinarios, el Tribunal ha optado por la vida de los embriones ordenando su implante en la madre más que por los ‘intereses’ de ella misma”.

Consultado sobre los posibles cambios o modificaciones que pueda ocasionar este desenlace en el futuro, Young afirmó que los contratos seguirán siendo iguales porque “el embrión es de dos personas, no de una y se necesita el consentimiento de ambos miembros para quebrarlo. O, como en este caso, la intervención de la justicia”. Es el primer caso de este tipo que enfrenta y cree que puede ser interesante para crear jurisprudencia.

El año pasado, el científico vienés Carl Djerassi afirmaba a los 86 años que, en este siglo, la reproducción pasará por la fertilización asistida, tras la conservación de tejido ovárico, esperma y embriones, para usarlos cuando cada uno lo desee. Una vez más, esto hace reflexionar sobre la imperante necesidad de un marco jurídico que ordene estos temas.


(*) Para respetar la privacidad de los protagonistas, no se indican los nombres reales.

jueves, mayo 25, 2017

Podemos hoy anticipar el futuro de la humanidad? (segunda parte).

De las repercusiones producidas por el acceso al conocimiento cada vez más extendido, que he mencionado en el artículo anterior, hay algunas que ya están mostrando cambios profundos en la realidad socio política de los países. Fenómenos como el triunfo del Brexit, o la elección de Donald Trump en Estados Unidos de América, entre otros, que no fueron en absoluto anticipados por muchos expertos, muestra que se están produciendo cambios drásticos en la conducta de importante número de electores. El antiguo esquema en que los políticos tradicionales eran capaces de anticipar resultados, y hasta un punto bastante importante, incidir e incluso controlar, a través del manejo de la información, el comportamiento de los votantes, se ve cada vez más debilitado. Hay una capacidad creciente de los ciudadanos de acceder a mucha información (no toda veraz, hay que reconocerlo), pero que en parte sustancial es reflejo de denuncias fundadas, sobre el mal proceder de algunos políticos que han priorizado sus intereses personales por sobre los de sus representados. Ello provoca sentimientos de frustración y rabia en muchos ciudadanos, desafección por la política, y facilita la aparición de candidatos populistas que logran adhesión más en base al sentimiento contrario del votante respecto de los políticos tradicionales, que por méritos propios. No es claro a este punto si este nuevo acceso extendido a la información traerá más efectos positivos o generará más inestabilidad, pero ese es un escenario que en absoluto podemos descartar en lo inmediato. Si bien este análisis se refiere a un aspecto muy focalizado de la realidad socio política de los países tradicionalmente democráticos, los alcances de todo orden que los drásticos cambios que están sucediendo vertiginosamente en el mundo, traerán, más temprano que tarde, repercusiones de todo orden, que por ahora sólo estamos constatando como meros espectadores a medida que se están produciendo.

lunes, mayo 01, 2017

Podemos hoy anticipar el futuro de la humanidad? (primera parte)

Han pasado ya varios años desde que escribí los capítulos originales de Conducta Humana, disponibles también en www.conductahumana.cl
El avance de las comunicaciones por internet, potenciado por redes sociales de enorme penetración como Facebook y Twitter, han permitido reunir y asociar las mentes de personas que se interesan por temas comunes. Esto es especialmente cierto en el caso de Twitter, donde es posible acceder a hilos de conversación de personas de distintos niveles de experticia en los más variados temas. Se está produciendo, sin que seamos capaces de asimilarlo en toda su significación, una especialización del proceso de ¨configuración de una mente¨ en el planeta Tierra, tema al que me he referido en alguno de los 15 capítulos de Conducta Humana. Esta "mente" está basada en una especie de "red neural", constituída por todos los computadores, tabletas y celulares, entre otros aparatos, conectados a la internet, que funcionan por interacción humana. Las proyecciones de este fenómeno no tienen límites. Desde ya, ver la televisión, leer los diarios y oir la radio de un modo no selectivo, pierde terreno día a día, disminuyendo progresivamente el dominio absoluto que tenian estos medios para informar (o desinformar) y crear opinión. Las redes sociales y los contenidos disponibles en internet, han ido reemplazando, y lo seguirán haciendo cada vez más, las fuentes de información, y al mismo tiempo permitirán que se produzcan conductas de grupos organizados que antes, sin estos medios eran muy difíciles o imposibles de concretar. Las repercusiones de este fenómeno son enormes e inanticipables con exactitud, a nivel sociopolítico, en todas sus expresiones.
He mencionado este concepto de "mente" que se está generando en la superficie del planeta Tierra entre comillas, pues sin duda es aún una expresión muy primitiva y limitada, si lo comparamos con la mente de cualquier mamífero, especialmente el humano.(Tiene mucho contenido, pero aún no tiene "reflexión" por sí misma). Sin embargo, su futuro también va más allá de cualquier predicción que pudiéramos intentar hoy, y sólo como un ejemplo de las tendencias cientítifico-tecnológicas en curso, quiero citar, para quienes quieran interesarse en el tema, el proyecto Neuralink de Elon Musk, que pretende que algún día sea posible una interacción directa entre humano y máquina, sin interfase alguna.
De ser posible realizar avances significativos en este proyecto, el futuro del ser humano y su capacidad de inventiva, simplemente no tendrán ningún límite.