lunes, octubre 29, 2007

Conducta Sexual Modificada Geneticamente.

Científicos crearon gusanos que se sienten atraídos por su mismo sexo
Mediante manipulación genética, expertos transformaron la orientación de los ejemplares, entregando nuevas luces sobre la definición sexual de los seres vivos.
Científicos estadounidenses convirtieron a ejemplares hermafroditas o hembras en machos de gusanos tras alterar únicamente un gen que actúa en su sistema nervioso, lo que demuestra que la conducta sexual depende sólo de éste último.
Los investigadores crearon gusanos que tenían el cuerpo y los genitales de una hembra pero se sentían machos y se comportaban como si realmente lo fuesen.
"Parecen chicas, pero actúan y piensan como chicos", resumió el autor de la investigación, Jamie White, quien lideró la experimentación con el sistema nervioso de los nematodos -conocidos vulgarmente como gusanos redondos-.
El hecho de que se produzca tal cambio tras manipular el "cerebro" de estos animales se debe a que la atracción sexual "es parte del sistema nervioso", indicó White.
Por supuesto, la cosa se complica cuando hablamos de humanos, ya que éstos "poseen libre albedrío", según reconoce Erik Jorgensen, director científico del Instituto del Cerebro de la Universidad de Utah, donde se llevó a cabo el estudio.
El hallazgo, publicado en la revista Current Biology, demostró que la conducta sexual de estas criaturas depende de zonas del sistema nervioso que tienen tanto los machos como las hembras, y no de los circuitos neuronales ni de los órganos que diferencian a ambos sexos en esta primitiva especie.
"La gente debate si la conducta sexual está influida por las hormonas sexuales de las gónadas o si la conducta se deriva sólo del cerebro. En este caso, está claro que el cerebro está sexualizado", aclaró Jorgensen.
"No podemos decir qué significa para la orientación sexual humana, pero plantea la posibilidad de que la preferencia sexual esté configurada en el cerebro", señaló Jorgensen.

En otras palabras, el hecho de sentirse o no atraído por uno u otro sexo tendría un origen genético, una posibilidad sobre la que se ha debatido largo y tendido sin que exista un acuerdo sobre qué pesa más, si "la sangre o la cultura". (Agencias)