sábado, julio 27, 2019

Autodesafío: Definición de Vida.

Ideas preliminares:

Respecto del marco o ámbito de una definición, sobre todo si el objeto de análisis es muy complejo, como es este caso, ésta puede ser coloquial o más formal, y además puede ser más simplista o más elaborada. Si optamos por una formal y elaborada, podemos además distinguir cuánto de estricta queremos que sea. Podemos elaborarla muy estricta en el sentido de distinguir bien qué parte de nuestra definición responde a lo generalmente aceptado como razonablemente seguro, y cual parte queda en lo más o menos especulativo o teórico.

Incluso más, podemos llegar a ser tan estrictos que pretendamos separar aquello que incorpora sin restricciones el componente humano de apreciación de un fenómeno, de todo lo otro, o sea, aquello a lo que le suponemos existencia sin que haya necesariamente algún humano involucrado en su apreciación.

Un ejemplo potente de esto último podría ser la existencia del universo, incluídas las galaxias, con sus estrellas y planetas, respecto de lo cual resulta muy difícil, (porque nunca digas nunca), pensar que su existencia pudiera depender a su vez de la existencia de un humano capaz de percibirlas, pensarlas, y analizarlas. (Tema repetidamente invocado por importantes filósofos).

El párrafo precedente pretende situarnos en una posición de humildad, que me parece totalmente necesaria, si queremos tratar temas tan trascendentes como el de la vida, sus posibles orígenes, sus características, sus potencialidades, y sus intenciones (si las hubiera), el cual es un punto de especial importancia. Un signo de falta de humildad, del cual es difícil abstraerse, consiste en pretender lograr una definición total y última, así como  también pretender establecer límites rígidos en cuanto a cualquier característica propuesta.

Me gustan las definiciones flexibles, sujetas a cambio (a evolución, qué palabra más sugerente), y que traten en la medida del máximo posible, de focalizarse de un modo que resulten independientes de contaminación con las emociones o cualquier otro modo de participación directa del ente que se está ocupando de elaborar la definición.

Expondré un primer intento de caracterización de vida, (en este camino hacia una definición), partiendo del hecho de que todos intuímos en forma más o menos homogénea lo que entendemos por vida, en cuanto a ciertas características básicas imprescindibles, así que lancémonos al agua con un primer y larvario intento de definición:

Vida es aquello que caracteriza a entes materiales muy complejos en cuanto a su estructura y funcionalidad, que incluye la capacidad de conducir y controlar procesos energéticos que les permiten modificar su conformación estructural, que tienen capacidad autoreplicante, mayor o menor capacidad de adaptación dinámica al medio en que existen, y cuya presencia produce efectos de distinto orden y magnitud en ese medio, donde permanecen más o menos estáticos o son capaces de desplazarse de un lugar a otro. Tienen además como característica muy relevante una altísima capacidad y necesidad de interacción, al punto de la interdependencia, directa e indirecta, de unos con otros y con el medio, cualquiera sea su nivel de elaboración o complejidad.

De estos entes materiales hasta el momento sólo conocemos los que nos acompañan en nuestro planeta Tierra, pero es muy posible que existan también otros en otros lugares, aunque esto no lo hemos comprobado hasta el momento.

Dado que cumplimos con las características antes detalladas, los humanos nos consideramos parte de estos entes que tienen vida, y nos asumimos todos como seres vivos.

Existen  en la Tierra distintos tipos de estos entes que llamamos vivos, con distintos niveles de complejidad, siendo una característica destacable el hecho de que a mayor complejidad y capacidad de adaptación dinámica, estos seres son capaces de interactuar con el medio con progresivos niveles de eficiencia y eficacia, y desarrollan sistemas muy elaborados que incluyen  protocolos también progresivos de interacción adaptativa con el medio, y con los otros seres vivos, de proyecciones ilimitadas.

Hablamos de proyecciones porque presuponemos que la vida es un fenómeno progresivo que comienza con la aparición de seres que inicialmente tienen características muy simples y básicas, y que con el paso del tiempo en innumerables eventos de replicación, van adquiriendo más elaboración y complejidad, en un proceso que llamamos evolución.

Tampoco sabemos con exactitud cómo ocurre este proceso evolutivo, aunque tenemos teorías al respecto, unas más aceptadas que otras, siendo estas interrogantes campo abierto de progreso en cuanto a su conocimiento.


No sabemos el origen de la vida en la Tierra, aunque sí sabemos que los seres vivos que conocemos están estructuralmente constituídos por determinados elementos, los cuales son algunos, y sólo algunos, de todos los elementos que existen en el universo.

Sabemos que las formas de vida que conocemos requieren de la presencia de una (y/o más) gran fuente energética (nuestro sol), de agua (que consiste en moléculas constituídas por 2 de los elementos antes mencionados), y condiciones límites de temperatura, y protección de una excesiva exposición a determinadas frecuencias e intensidades de ondas electromagnéticas, entre otras posibles manifestaciones de la materia y la energía.


Muchos creemos que la aparición de vida, aún desconociendo su origen, es inevitable cuando las condiciones antes descritas se cumplen, pero siempre aparece la duda de si ello es sólo casualidad, o si hay algún grado de causalidad, menor o mayor.

(Esta última disquisición es de gran trascendencia, y por algún motivo genera gran inquietud entre muchos de quienes se preocupan de estos temas, llegando a su expresión más dramática cuando se oponen los conceptos de quienes se consideran evolucionistas versus los creacionistas, junto con interpretaciones intermedias que integran parcialidades de estas 2 posiciones).

No siendo posible abstraernos totalmente de la necesidad de avanzar en una definición de vida que incorpore en alguna medida la perspectiva humana de su análisis, quiero completar estas ideas preliminares con la siguiente reflexión:

Quienes sabemos que podemos preocuparnos de analizar el fenómeno de la vida somos los humanos.

No hay evidencia de que otros seres vivos o no vivos puedan desarrollar esta preocupación en estos términos humanos o en otros, por lo que sin poder negar de plano su existencia, asumimos que somos los humanos los únicos (hasta el momento) capaces de avanzar en esta comprensión.

Por qué lo hacemos, y qué característica (por ahora única entre los seres vivos que conocemos) nos permite hacerlo?

Los humanos hemos desarrollado el cerebro más elaborado de entre los seres vivos más complejos que conocemos, que son los mamíferos. Compartimos con ellos una enormidad de características, entre ellas gran parte del ADN, siendo los chimpancés quienes más se nos acercan, con cerca de un 99% igual en la secuencia de bases nitrogenadas.

Pese a ello, nuestro cerebro tiene una enormidad de mayor capacidad, complejidad y elaboración, que ese 1% de diferencia de la secuencia genética con los chimpancés, y con cualquier otro animal, por lo que es evidente que en este tema aún es mucho lo que no sabemos, incluída la necesidad de considerar que la secuencia de bases nitrogenadas pudiera no ser el único factor de potencialidad de    desarrollo, y especialmente de inteligencia, que a su vez es la expresión más elevada de nuestra capacidad mental (mucho mayor que la de otros animales), y de nuestra conciencia y autoconciencia.

Pero entre lo que sí sabemos, está el hecho de que nuestro cerebro nos permite realizar una representación enormemente elaborada del mundo en que existimos, al punto que nos permite no sólo plantearnos las interrogantes antes descritas, como es la definición de la vida, sino que además nos permite modificar radicalmente nuestro habitat, (para bien y para mal), y además querer ser capaces de viajar fuera de nuestro planeta, hacia otros mundos, ojalá más novedosos, por lejanos que puedan estar situados, y donde podrían, ojalá, existir otras formas de vida, parecidas o no a nosotros.






Este conjunto de ideas acá expuestas ha surgido de una interacción en Twitter, a propósito de una definición de vida allí aludida que me pareció insuficiente (y que califiqué de pobre).
Constituye sólo una primera aproximación de mi parte a este tema, y se complementa con mi particular visión del mundo, la cual está disponible, entre otros sitios, en www.conductahumana.cl  , y en animalopersona.blogspot.com/2014 , en 15 capítulos.

Espero poder seguir desarrollando este fascinante tema en futuros artículos.

Jorge Lizama León,
Santiago, julio, 2019.