martes, enero 03, 2012

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Comisión para la muerte asistida pidió su despenalización en el Reino Unido.

Su presidente sostuvo que la ley favorece a quienes tienen dinero suficiente para viajar a Suiza.
Propuso que no se procese a médicos y familiares que asistan a las personas enfermas.

Cooperativa.cl/EFE

El presidente de la Comisión para la muerte asistida del Reino Unido, Lord Falconer, denunció que la actual ley sólo favorece a los enfermos terminales con el dinero suficiente para viajar a Suiza a una clínica privada, por lo que pidió un cambio en la legislación.
En una artículo publicado en el diario Daily Telegraph, lord Falconer, abogado y Fiscal General del Estado durante el Gobierno de Tony Blair, propuso que no se procese a los médicos y familiares que ayudan a poner fin al sufrimiento de las personas enfermas.
La legislación británica establece penas de hasta 14 años de cárcel para quienes ayuden a una persona a cometer un suicidio, aunque raramente se aplica.
Sin embargo, el presidente de la Comisión sostuvo que tal y como está, la ley hace que "algunos enfermos se ven obligados a suicidarse antes para evitar que sus seres queridos sean detenidos por ayudarles cuando están ya incapaces".
La comisión presentará el próximo jueves una serie de recomendaciones para que se establezcan garantías para proteger a los más vulnerables, como la gente discapacitada, "para que no se sientan presionados a la hora de quitarse la vida"; en este sentido, lord Falconer sostuvo que sería necesario que en estos casos el paciente estuviera obligado a buscar la opinión de dos especialistas para certificar su capacidad mental y que se estableciera un tiempo de reflexión que permita un cambio en la decisión.
En el artículo, el presidente de la Comisión relató que sus especialistas visitaron en Suiza la clínica Dignitas, donde han acabado con su vida de manera asistida 160 británicos, y reconoció que "no les gustó lo que vieron", ya que los pacientes se encuentran en un entorno muy alejado de su vida cotidiana.
Además, criticó los sistemas de otros lugares donde se han legalizado ciertas formas de suicidio asistido, como Oregón (en Estados Unidos), "donde los pacientes deben tomar 90 pastillas", u Holanda, donde incluso "adolescentes y gente con problemas mentales son ayudados por los médicos para acabar con su vida".