sábado, julio 23, 2016

Artículo Relacionado: Descubrieron Cuántos "Países" Tiene el Mapa de la Mente.



Publicado por Infobae. América.
21 de julio de 2016

La mente fue finalmente cartografiada.

Una investigación conjunta de EEUU, Reino Unido y Holanda determinó que el córtex cerebral posee 180 áreas y abrió la puerta a nuevos y prometedores estudios

La estructura modular del córtex se empezó a revelar hace más de un siglo con el estudio de lesiones accidentales (Shutterstock).

Suele decirse que la mente humana es un misterio. Vaya si lo es, que cuando se creía que se sabía el número de regiones que integraban el córtex cerebral (la zona que genera la conciencia del entorno y de uno mismo), neurocientíficos de la Universidad de Washington en Saint Louis, Missouri, en colaboración con investigadores de Oxford, Londres, Minneapolis y Nijmegen, Holanda, dibujaron un nuevo mapa que puede resultar la versión definitiva.

Es que en un siglo de neurología, se demostró que el córtex cerebral está dividido en áreas discretas, o módulos especializados en distintas funciones. Sin embargo, sus partes son tan parecidas que cartografiarlas no resultó fácil.

Los primeros intentos fueron del alemán Korbinian Brodmann, que en 1909 elaboró un mapa de la corteza cerebral compuesto por 52 regiones distintas, versión utilizada hasta la actualidad.

Los especialistas Matthew Glasser, David Van Essen y sus colegas británicos y holandeses elaboraron, con información de 210 jóvenes saludables, una versión "multimodal" del mapa cerebral. A diferencia de los anteriores intentos, el nuevo plano usó tres criterios combinados: microarquitectura local, conectividad y función.

Resultó que cada hemisferio del córtex tiene exactamente 180 áreas corticales, de las que 97 eran desconocidas para la ciencia.

La estructura modular del córtex (o corteza cerebral) se empezó a revelar hace más de un siglo con el estudio de lesiones accidentales, así como de tumores o ictus localizados en una u otra zona. Se halló que los daños en ciertas partes de la cabeza pueden causar formas de ceguera o defectos del procesamiento de las imágenes. También se los asocia a la percepción auditiva, el control de los músculos o la coordinación de los movimientos, la interpretación del lenguaje, la aptitud numérica, el razonamiento lógico o el comportamiento social y moral.

Glasser y Van Essen se beneficiaron ahora de la calidad y versatilidad de las exploraciones por imagen por resonancia magnética reunidas por el Proyecto Conectoma Humano, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de los Estados Unidos.

El nuevo mapa reflejó todas las regiones del córtex con la claridad de un planisferio "con división política", tal como el que se usa en los colegios. Las distintas áreas implicadas en procesar la información visual y en la elaboración del lenguaje pueden ahora considerar fácilmente las diferencias entre personas, que son notables.

Sin embargo, el gran anhelo de los investigadores es que las áreas más beneficiadas tras los nuevos hallazgos sean de la zona peor definida hasta ahora: el córtex prefrontal, donde residen las funciones más específicamente humanas, tales como las altas funciones intelectuales, el razonamiento lógico, el pensamiento abstracto y su interacción permanente con las emociones.

El trabajo tendrá un fuerte impacto en la neurocirugía, los estudios de desarrollo, envejecimiento y enfermedades neurológicas, y permitirá una investigación avanzada de la evolución de la mente humana a partir de sus ancestros primates. El mapa, que fue presentado en el artículo principal de la revista Nature, estará disponible libremente para la comunidad científica.



Nota de Jorge Lizama:

La investigación en neurofisiología, y en general en todas las disciplinas relacionadas con la neurociencia es muy relevante en todos los países fuertemente dedicados a la investigación científica. La publicación acá expuesta representa un paso más, entre muchos otros, que van aportando información y conocimiento en estas áreas del saber humano, de notable importancia y trascendencia. Hay que ser precavidos, en todo caso, de no ser demasiado optimistas en cuanto  a calificar a determinada publicación como la "versión definitiva" en cualquier tema, ya que la experiencia ha demostrado que la ciencia avanza, a veces a paso lento y a otras veces (las menos), a saltos, pero nunca termina de contestar todas las interrogantes.