martes, noviembre 17, 2009

Artículo Relacionado: Base Genética de la Longevidad.

Estudio confirma origen genético de la longevidad.

Científicos estudiaron a una comunidad israelí y descubrieron que viven más años porque heredan una mutación genética que les permite producir más telomerasa.
por Alexis de Ponson M. - 17/11/2009 - 07:21

Para llegar a celebrar el cumpleaños número 100 no es necesario tomar brebajes de dudosa procedencia o comer un ajo en ayunas. La clave para vivir más años se encontraría dentro del ser humano, específicamente en su material genético.
Investigadores del Albert Einstein College of Medicine, en EEUU, descubrieron, en una comunidad israelí con gran cantidad de población centenaria, que las personas que alcanzan una extraordinaria longevidad poseen una mutación genética que les permite generar más telomerasa: enzima que repara los cromosomas y hace que sus células se mantengan sanas por más tiempo, previniendo la aparición de enfermedades relacionadas con el incremento de la edad, como hipertensión, diabetes y síndrome metabólico.
Se trata de una extraña variación del gen hTERT, que según constató la investigación, tenían tanto las personas mayores como sus descendientes. Por primera se comprueba que una modificación genética heredable está relacionada con una mayor longevidad.
TELOMEROS MAS LARGOS.

Hace tres décadas, la bióloga Elizabeth Blackburn descubrió que los extremos de los cromosomas eran esenciales para explicar el envejecimiento humano. Estas estructuras, llamadas telómeros, recubren y protegen el material genético, como el plástico que envuelve la punta de los cordones de los zapatos y de la misma manera, con el paso del tiempo, se van desgastando, hasta que no pueden cumplir su rol protector. La telomerasa permite que los telómeros se mantengan largos por más tiempo.
Eso es justamente lo que los investigadores norteamericanos encontraron en este grupo de israelíes ashkenazi: los que lograban vivir más años tenían cromosomas con telómeros más largos gracias a esta variación genética, que, además, heredaban a sus hijos y nietos. Los científicos estudiaron al grupo de israelíes con una edad promedio de 97 años, sus descendientes y a un grupo de control, con gente cuyos padres tuvieron una longevidad dentro del promedio de la población. Quienes alcanzaron los 100 años y sus descendientes tenían telómeros más largos que las personas del grupo de control. "Es un rasgo fuertemente heredable. Los descendientes de los centenarios no mostraron una reducción apreciable en el largo de sus telómeros relacionada con la edad, como sí se observó en el grupo de control", dijeron.
"Esta es la primera evidencia concreta de que en humanos la longevidad está relacionada con la telomerasa", destaca Euardo Karahanian, biólogo y profesor de la U. Diego Portales. Sin embargo, el experto advierte que en estudios en ratones, la mayor producción de telomerasa permite extender la vida, pero también aumenta el riesgo de padecer cáncer. "Al parecer, estas personas, además, tienen una protección genética contra el cáncer porque lograron vivir más y no desarrollaron la enfermedad", observa.
Por su parte, Patricia Pérez, genetista y académica de la U. Andrés Bello, dice que la confirmación de que la genética tiene un rol preponderante en la longevidad abre las puertas para "diseñar en el futuro terapias génicas que permitan solucionar problemas de salud que las personas tienen de nacimiento", mientras Ypusin Suh, una de las autoras del estudio, cree que "más adelante podría ser factible desarrollar drogas que imiten la acción de la telomerasa".

jueves, noviembre 12, 2009

Artículo Relacionado: Genes Que Participan en la Capacidad de Lenguaje.

Descubren variación genética que permitió desarrollo del lenguaje.
Luego de comparar las células cerebrales de chimpancé y de humano, investigadores constataron que la presencia de dos proteínas le permite al ser humano desarrollar el habla.
por Alexis de Ponson M. - 12/11/2009 - 07:14
Dos pequeñas proteínas son la clave que permite al ser humano desarrollar el lenguaje, su característica más propia y que lo diferencia de sus parientes cercanos, como el chimpancé.

Así lo afirma un estudio publicado en la última edición de la revista Nature.
Los humanos y los chimpancés comparten entre el 95% y el 98,5% de su material genético, es decir, casi la totalidad. Por este motivo los investigadores de la Universidad de California, en Estados Unidos, no se concentraron en la existencia de genes diferentes para explicar el surgimiento del lenguaje, sino, más bien, en la distinta expresión de un gen compartido en específico, el FOXP2, conocido como el "gen del lenguaje".
Hasta ahora, los científicos sabían que gran parte del misterio en torno al desarrollo del lenguaje se encuentra en este gen, sin embargo, aún no se había explicado el mecanismo mediante el cual el material genético actúa. El gen FOXP2 había conservado gran parte de su estructura a lo largo de la evolución de los primates, aunque el desarrollo humano hizo que adoptara características particulares.
Tras comparar las células cerebrales de chimpancés y de humanos, los investigadores norteamericanos constataron que en el ser humano este gen presenta dos mutaciones que permiten la expresión de dos proteínas que no están en el primate. Esto es crucial, porque determina que el mismo gen cumpla funciones distintas en el ser humano y en el chimpancé. La presencia de estas proteínas en la versión humana del FOXP2 permite que active 61 genes y desactive otros 55, todos relacionados con diversas funciones del lenguaje.
"Encontramos que un número significativo de genes se expresan de manera diferente en el cerebro humano y en el chimpancé. Esto sugiere que el FOXP2 hace que estos genes se comporten de manera diferente en las dos especies", dijo Daniel Geschwind, investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de California. "Pese a que es el mismo gen, actúa como dos llaves que abren puertas distintas en ambos organismos, lo que permite entender por qué el hombre sí es capaz de expresarse a través del lenguaje y los otros primates no", explica Angel Spotorno, biólogo evolucionista de la Universidad de Chile.
PROYECCION DEL ESTUDIO

Según el estudio, estos genes no sólo son responsables de los procesos de generación del lenguaje a nivel cerebral, sino también controlan la actividad de los músculos de la parte inferior del rostro, involucrados en la vocalización de las palabras. "Si comparamos al hombre con un computador, tendríamos que decir que estos genes no sólo controlan el programa que reproduce una música, sino también los parlantes que emiten su sonido", grafica Spotorno.
Los expertos que condujeron esta investigación esperan que sus hallazgos permitan en el futuro abordar a nivel molecular los problemas del habla asociados a enfermedades como el autismo y la esquizofrenia: "Al identificar los genes influidos por FOXP2, hemos identificado un nuevo conjunto de herramientas para el estudio de cómo el habla humana podría ser regulada a nivel molecular", explicó Genevieve Konopka, miembro del equipo investigador.
Para el académico del programa de Genética Humana de la Universidad de Chile, Carlos Valenzuela, la mutación específicamente humana del gen FOXP2 y sus consecuencias en el funcionamiento de otros genes "amplifican la diferencia entre el ser humano y los primates, más allá de lo que hasta ahora se suponía".